Medina, Laura 31 octubre 2007

Si, yo salí con Emma un tiempo, me encantaba, nunca noté nada relativamente extraño hasta ese día, es decir, si, ella a veces solía escaparse hasta tarde y volver al otro día, nunca me expresaba lo que sentía ni nada parecido, solo se limitaba a darme el mejor sexo de mi vida y luego a brindarme cenas que no olvidaré nunca.

-¿Por qué terminó entonces su relación?

Creo que ya es bastante obvio, no me daba mi espacio, no me hablaba casi, se cerraba por completo y no llegué a conocerla bien, sin embargo, como mencioné, una noche noté algo. Bajé las escaleras hacía su "estudio" y vi como se frustraba escribiendo, gritaba y pataleaba, insistiendo en que "no estaba listo", en que "no era su mejor plato", cosas que yo hasta el momento no entendía. Empecé a preocuparme por ella, así que le preguntaba y como siempre, esquivaba mis dudas. 

Esperé el día en el que estuviera sola por completo, aquellos en los cuales Emma se desaparecía. Bajé de nuevo al estudio e intente forzar la puerta, estaba cerrada, así que decidí golpearla hasta que cediera y finalmente cuando pude entrar, observé como todo estaba organizado, como si la casa estuviese recién comprada, esa hija de puta sabía esconder todo a la perfección. Empecé a buscar como loca en todos los muebles y nocheros por aquello que tanto desesperaba a Emma. Después de media hora buscando entre papeles y recibos inútiles me encontré con un pequeño libro, no podía evitar la sonrisa que me sobresalía de haberlo hallado para así descifrar un poco a Emma, sin embargo, cuando pensaba abrirlo escuché el pestillo de la puerta, empecé a sudar desquiciadamente y me escabullí detrás de una de las mesas que habían cerca. Llevé conmigo el libro, grave error. Emma entró al estudio sorprendida por la puerta rota y empezó a llamarme, suavemente, como si fuera un gatito que se le había perdido. Después estaba perdiendo la paciencia, llamándome cada vez más fuerte, y tumbando todo a su paso, hasta que por un momento se detuvo, notándose preocupaba, jamás la vi así. Buscó en el espacio donde encontré el libro y al percatarse de que no estaba no dijo nada y solo se fue de la habitación.

Yo no podía creer lo que estaba pasando, tenía tanto miedo que no sabía que hacer, solo tenía que esperar el momento exacto para escapar, pero antes de siquiera pensarlo, bajó Emma arrastrando el cuerpo de un joven, a quien empezó a amarrar sobre la mesa. Mientras ella lo amarraba yo aproveché para escapar y tratar de evitar que me viera. Sin embargo, el hombre a quien amarraba seguía con vida y me vio, al mismo tiempo que la desesperación lo consumía y gritaba. Emma se percató de mi presencia y empezó a caminar detrás de mí. Yo, corriendo, mientras lloraba, me acerqué a la puerta y vi como en el mueble de la sala había otro hombre aún inconsciente. Al acercarme a la puerta, mi nerviosismo y mis manos sudadas hicieron que me demorara girando la perilla. Al segundo en el que pude abrir la puerta, Emma puso su mano sobre esta y me acarició delicadamente, diciéndome que yo tenía algo que le pertenecía. Yo no tenía intenciones de devolverle su libro, pero su mirada penetrante y lo lúgubre en  sus ojos hicieron que me rindiera y se lo entregase. Me miró como si aun fuera su amante y me dijo que yo no podría verla de nuevo, pero que ella si me vería pronto. No supe que quería decir, pero fue lo que menos me importó, solo corrí hacia la carretera y escapé del lugar....


Laura aún sigue esperando una llamada de Emma....

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